¿De dónde vino el gato persa? ¿Cuáles son sus características?
El gato persa derivó del gato de Angora y provino de Persia, la actual Irán, y de Ankara, en Turquía. Esta raza se llevó a Italia durante el siglo XVII, y después, durante el siglo XIX, a Inglaterra, en donde se desarrolló el actual gato persa.
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Características generales
Esta raza es fácilmente identificable. Entre sus características físicas principales podemos listar las siguientes:
- Su cabeza es ancha y redondeada.
- Es de orejas pequeñas e inclinadas hacia adelante, y con puntas redondeadas.
- Sus ojos son grandes y redondos.
- Su hocico es corto, bastante plano, y ancho.
- Es de cuerpo musculoso cuyo tamaño va de mediano a grande: suele pesar de cuatro a siete kilos.
- Sus piernas son cortas y fuertes, y sus patas son grande y redondas.
- Es de cola corta y recta.
- Su pelaje, además de ser muy abundante, sedoso y brillante, también es muy voluminoso, ya que cuenta con una densa subcapa, y largo: de unos 10 cm de longitud en promedio.
- Su promedio de vida ronda por los 13 o 14 años.
En cuanto a su carácter y comportamiento, el persa es un gato hogareño por excelencia, es muy tranquilo y reservado, y que no causará desastres porque a diferencia de otras razas, a las cuales les gusta brincar y subirse a cuanto lugar puedan, por su complexión al persa le gusta mucho más andar en firme. Además de tener una marcada tendencia a dormir mucho, una característica particular de esta raza es su prácticamente nulo instinto felino como cazador.
Debido a su pelaje, el persa es un gato que requiere bastante dedicación para mantener su pelaje en buena condición, pero más allá de esto, por su temperamento reservado y su predilección a largas horas de sueño, en realidad no exigen una atención continua, siempre y cuando reciban su dosis diaria de cariño.
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